A pintora dá-se a conhecer "Crecí en una casa donde
los fantasmas eran parte de la familia. Mi madre lectora de cartas y de café.
Mi padre creía en duendes, hablaba con ellos y hasta les ponía nombre. Así
crecí rodeada de fantasmas, duendes y "animalitos" extraños que pasaban corriendo
y desaparecían... ¡El wicho!. Decía mi padre. Para nosotros no era extraño
ver de vez en cuando una sombra que se perdía en la pared o escuchar pasos en
la escalera cuando no había "nadie".
Las fuerzas invisibles
que tejen el mundo son para mi más poderosas e inquietantes que el lado visible
de las cosas, me interesa lo que está oculto y latente. Los magos en mis
cuadros son personajes que viajan en el tiempo, sin pertenecer, son viajeros,
psiconautas que pueden estar aquí y allá al mismo tiempo, como los Lamas
Tibetanos que cruzan los umbrales en el tiempo para traernos los mapas de estas
tierras tan misteriosas y lejanas como un parpadeo. Maestros, Videntes, Guías
supremos que nos susurran al oído: "Yo he estado donde tu no conoces... todavía".
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